El Ascenso a 1ª Divisiónaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

La fecha del 9 de Junio del año 1991, es una fecha histórica para el balompié albaceteño, y para Castilla La Mancha; por primera vez, un club representativo de la Autonomía, conseguía el ascenso a Primera División; las cinco campañas siguientes el Albacete Balompié se codearía con los grandes del fútbol nacional. 

Previamente, había algunos temores de que la fiesta pudiera estropearse a última hora, ya todos dábamos por hecho la conquista de la categoría, pero restaban noventa minutos de juego, un partido, con la Unión Deportiva Salamanca como visitante del estadio, un conjunto descendido ya de categoría, que en buena lógica no estaba llamado a crear demasiados problemas a los locales. Pero en estos menesteres futbolísticos, no había sido la primera vez, que equipos en similares circunstancias al Albacete, habían perdido un ascenso. Porque también los intereses de terceros, actúan de estímulos para unos conjuntos,que como en el caso del Salamanca, pocos podían tener ya.

    Albacete y el Albacete, la provincia toda, y la Región, preparaban su fiesta del ascenso desde el momento que se conoció el resultado de Vigo.

Una vez más, el aforo del estadio, serviría para poner a prueba la paciencia de la hinchada, y para provocar más de un disgusto. Las entradas puestas a la venta apenas si duraron una mañana,y a medida que se acercaba eldomingo el ambiente subía enteros y en algunos los nervios, era natural. Y como todo llega, llegó el día de la gran fiesta. Los más optimistas, quienes todavía luchaban por hacerse con una localidad, madrugaron o pasaron la noche en la taquilla del estadio, para ver si había suerte.

La mañana llegó y con ella desde muy temprano, los preparativos de la fiesta, los coches, las banderas, las peñas por las calles y plazas,el ambiente crecia conforme se acercaba la hora del encuentro

era difícil encontrar un lugar donde comer o un huequecito en cualquier cafetería o bar.Dos horas antes,el estadio estaba a tope, nadie quiso perderse el ambiente preparado, colorista, ruidoso, y un pensamiento generalizado "esto no se nos escapa".

     Y comenzó el partido, y con él, el suspense por el resultado y por las noticias que llegaban desde Riazor".Allí un lamentable incidente obligó a suspender el choque a los tres minutos; mientras en el "Carlos Belmonte", el Albacete no encontraba el camino del gol. Finaliza la primera parte, y el marcador reflejaba un inquietante empate a cero goles; en La Coruña el encuentro continuaba suspendido.

A esas alturas los comentarios eran generales, la competición podía ser adulterada, ya que dos equipos implicados en el ascenso podían conocer de antemano un resultado, que les llevara a un tácito reparto de puntos,en detrimento de un tercero. Más tarde se supo de un intento que no fructificó de comenzar más tarde la segunda parte en Albacete, el señor García Prieto, árbitro del encuentro, no quiso saber nada de lo que ocurría en La Coruña.Saltan los equipos al césped, ya solo quedaban cuarenta y cinco minutos, parece que los locales insisten más sobre la meta contraria y a los doce minutos penalti contra el Salamanca, Zalazar que no había fallado ninguno de los lanzados a lo larao de la temporada se sitúa en el punto de lanzamiento; se hace el silencio, y a continuación

la más grande explosión de júbilo jamás escuchada con anterioridad en el estadio ¡¡¡GOOOOOOL!!!, alegría desbordada, ya no se podía escapar el triunfo, ya nadie se acordaba de "Ríazor", el Albacete había encauzado la victoria y el camino de la primera estaba abierto.

Después, unos minutos más tarde, el propio Zalazar en estado de gracia, redondearía el resultado, a partir de ahí, la fiesta duraría hasta la mañana siguiente.

Pero sería largo el recorrido. El Albacete que había partido de modesto en la competición,se había granjeado a lo largo de misma justa y merecida fama. La marcha de la temporada había propiciado acontecimientos que fueron seguidos con interés a escala nacional.

El encuentro final de liga, con el más que probable ascenso del equipo nos trajo la presencia de gran cantidad de medios de comunicación, había quedar fe, que dejar constancia de que se estaba en Albacete, porque aquí podía darse el acontecimiento histórico de que el Albacete Balompié, el equipo representativo de la ciudad, alcanzara la Primera división, precisamente cuando se había cubierto el cincuentenario de vida de la Sociedad Deportiva. Por ello, desde el momento de la consecución del segundo tanto, desde el momento que se tuvo conciencia de que ya no se podía escapar, el ascenso, las voces se alteraron, las ondas servian incesantes a todo el país, las noticias que se producían en Albacete, su euforia, datos para la historia , anécdotas, y todos, no querían perderse ni el más mínimo detalle. Ello llevó al colegiado del encuentro a parar el mismo en dos ocasiones. El banquillo del once local, era asediado, y en su afán de acercar el micrófono antes que nadie, de captar la instantánea que reflejara el momento,de Plasmar el júbilo, el césped sería invadido, y el estallido final se prolongaba. Pero el mismo llegó, tenía que llegar, y el reloj -dato para la historia- podemos situarlo en la hora oficial de las ocho menos cinco de la tarde (diecinueve cincuenta y cinco), y desde ese momento, el delirio.

Cuesta trabajo creer como en los primeros instantes,el campo se pobló de aficionados, el banquillo totalmente rodeado, sin poder distinguir a nadie, brazos alzados abrazos, felicitaciones, todos querían ser los primeros en conseguir las deciaraciones de Benito Floro, el hombre que había dirigido los destinos técnicos del equipo y que había logrado el pequeño gran milagro de sacar al Albacete de la segunda B, categoría en la que incluso nos sentíamos satisfechos-el calvario del Albacete por otras categorías había sido demasiado largo- a la primera en una tacada de dos temporadas, algo casi increíble.

La voz del técnico surgía de la marana de cuerpos y brazos y por la magia de las ondas, llegaba a todo el País, manifestando su alegría de la que hacía partícipe a todos, a sus jugadores, a los directivos a la afición,a los medios informativos; y de pronto, uno no sabe cómo ni de qué manera de entre esa nube que rodeaba a todos, surge la figura del técnico, por encima de todo.

Albacete que había partido de modesto en la competición,se había granjeado a lo largo de misma justa y merecida fama. La marcha de la temporada había propiciado acontecimientos que fueron seguidos con interés a escala nacional.

El encuentro final de liga, con el más que probable ascenso del equipo nos trajo la presencia de gran cantidad de medios de comunicación, había quedar fe, que dejar constancia de que se estaba en Albacete, porque aquí podía darse el acontecimiento histórico de que el Albacete Balompié, el equipo representativo de la ciudad, alcanzara la Primera división, precisamente cuando se había cubierto el cincuentenario de vida de la Sociedad Deportiva. Por ello, desde el momento de la consecución del segundo tanto, desde el momento que se tuvo conciencia de que ya no se podía escapar, el ascenso, las voces se alteraron, las ondas servian incesantes a todo el país, las noticias que se producían en Albacete, su euforia, datos para la historia , anécdotas, y todos, no querían perderse ni el más mínimo detalle. Ello llevó al colegiado del encuentro a parar el mismo en dos ocasiones. El banquillo del once local, era asediado, y en su afán de acercar el micrófono antes que nadie, de captar la instantánea que reflejara el momento,de Plasmar el júbilo, el césped sería invadido, y el estallido final se prolongaba. Pero el mismo llegó, tenía que llegar, y el reloj -dato para la historia- podemos situarlo en la hora oficial de las ocho menos cinco de la tarde (diecinueve cincuenta y cinco), y desde ese momento, el delirio.

Cuesta trabajo creer como en los primeros instantes,el campo se pobló de aficionados, el banquillo totalmente rodeado, sin poder distinguir a nadie, brazos alzados abrazos, felicitaciones, todos querían ser los primeros en conseguir las deciaraciones de Benito Floro, el hombre que había dirigido los destinos técnicos del equipo y que había logrado el pequeño gran milagro de sacar al Albacete de la segunda B, categoría en la que incluso nos sentíamos satisfechos-el calvario del Albacete por otras categorías había sido demasiado largo- a la primera en una tacada de dos temporadas, algo casi increíble.

La voz del técnico surgía de la marana de cuerpos y brazos y por la magia de las ondas, llegaba a todo el País, manifestando su alegría de la que hacía partícipe a todos, a sus jugadores, a los directivos a la afición,a los medios informativos; y de pronto, uno no sabe cómo ni de qué manera de entre esa nube que rodeaba a todos, surge la figura del técnico, por encima de todo.

El milagro tenía su explicación, un singular personaje que no podía perderse el acontecimiento, "Parrita", había cargado con él sobre sus hombros, para pasearlo así por el rectángulo de juego. Horas más tarde, el mismo personaje,al filo ya de la media noche, y después de haber vivido generosamente esas horas de alegría, lejos del estadio, me comentaría: "Ya está el Albacete en primera, ahora ya puedo morirme a gusto". El fútbol propicia amores de tal índole.

Un par de horas largas, duraría el homenaje que los aficionados tributaron al equipo sobre el escenario de sus éxitos, nadie se cansaba, nadie quería irse, sin haber tenido ocasión de cambiar unas palabras con quienes habían propiciado el ascenso.La alegría era inmensa, ya en vestuarios, aparecerían unas gigantescas botellas de champán, que generosamente regaban cuerpos y gargantas, nadie se quejaba, incluso la bañera fue probada por más de uno, Y el cántico de !Campeones, campeones ... oe, oe, oe! atronaba.

Y desde el vestuario al césped, y vuelta a empezar, saludos, gritos, felicitaciones, y Benito Floro, que gentilmente apareció por las cabinas de retransmisión del estadio, allí, al pie del micrófono, quedaban informadores, que habían tenido que participar de la alegría, simplemente compartiéndola con sus oyentes, un gesto sin duda. Más de una hora, necesitó el autobús que les trasladaba en cubrir el trayecto del estadio al ayuntamiento. Era increíble ver a tantas personas, todo Albacete estaba en la calle.Espontáneamente se había organizado una manifestación como jamas habiamos visto en la ciudad, imposible calcular, pero más tarde se hablaría de cincuenta mil. A esas horas, cuando el domingo había enfilado su recta final la alegría subía muchos enteros, los cánticos alzaban tono, y la palma en éste apartado se le llevaba y no para bien, un jugador enrolado en las filas del Murcia, José Ramón Comas, unas manifestaciones fuera de lugar constituían la causa. Y como la jornada había sido calurosa y como la marcha de la hinchada, sobre todo de los más jovenes, era grande, pues las fuentes de la ciudad, sirvieron para mitigar calores; la de la Avenida de España y Plaza del Ayuntamiento, sirvieron de improvisadas piscinas, al tiempo que gigantescas banderas con los escudos del club ondeaban por todo el recorrido.

Por fin ya bien entrada la noche, la comitiva llegaba al Ayuntamiento. Miles de gargantas gritaban Campeones, o coreaban los gritos de ¡Alba, Alba!. Fuegos artificiales y música, pondrían el colofón a la manifestación popular, al tiempo que se brindaba también con una copa de champán, por el ascenso conseguido, mientras que los más optimistas, dejaban volar la imaginación, o ya se situaban en Europa en la próxima campaña. Entusiasta donde los haya, y dicharachero, el capitán del equipo Catali, haría fortuna con algunas frases como "Tiembla Europa, que llega el Alba"